Comentario
Cuéntase cómo por razón de mucho viento Noroeste estuvieron de mar al través las naos, y cómo se tuvo vista de una alta isla
Con mucha pena de se haber ido los tres mejores indios, aunque mejor librado el que quedó, que fue el que el capitán señaló con el dedo cuando los prendieron, fuimos navegando al Sueste con viento fresco Noroeste hasta el otro siguiente día que, por haber crecido mucho y gran cerrazón, vista de pájaros y venir la noche, se calaron los masteleos y se pusieron de mar al través hasta veinticuatro de abril. Este día, pesado el sol, se hallaron catorce grados y haber las naos abatido veinte leguas. A la tarde, habiendo abonanzado el tiempo, el capitán mandó se diesen las velas, para lo que le fue preguntando a qué rumbo se habían de poner las proas, y respondió: --Pónganlas a donde quisieren, que Dios las guiará como convenga: y porque estaban al Sudueste dijo que fuesen allí, a donde con poca vela navegamos aquella noche, y antes que saliese el sol del siguiente día un Francisco Rodríguez, marinero de la capitana, subió al tope, y dijo alegre a voces: --Tierra muy alta por proa. Fueron los cudiciosos a verla, todos juntos la vimos con un contentamiento muy grande; y mucho mayor se tuvo cuando llegados más cerca se vieron humos y hombres llamando a voces la zabra que llegó más junto a ellos.
Esta isla al parecer dista de Lima mil setecientas leguas: tiene boj de siete a ocho; es un cerro redondo, tajado a la mar, el más alto y bien hecho que yo he visto: su forma es de pan de azúcar despuntada la corona: es a hechura de silla, de a donde desciende al mar un buen arroyo de agua. Viéronse muchas sementeras, platanares, palmas y otros árboles, y sus moradores ser gente de buen color, y buenos cuerpos; poblada a la parte del Noroeste a donde a corta distancia hay un mediano y pelado farallón. Su altura de esta isla son catorce grados, y su nombre San Marcos, por ser descubierta en su día.